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"Lo que quiero para ti" - por Diana Peralta

Quiero que conozcas a esa mujer que está hecha para ti, una que te ame por lo que eres, que ame tu esencia, que ame todo lo que te caracter...

lunes, 20 de febrero de 2017

Escrito por un amigo, se llama Joven Ciega... ¿Qué pasará con Lucas y Nicole?

Hija única de un viudo trabajador, héroe de sus dudas..
Ella es Nicole, la Joven ciega que siempre ha pedido ayuda.
Moribunda en su oscuridad de cuna, persevera por su anhelo mas profundo.
Un milagro, una cura.. ¡Lo que sea! Por contemplar el mundo.
A sus 19 años en el año 1945 la ciencia no ofrece nada
Mientras que sus sentires, experiencias y juventud se ven amenazadas.
Objetivo de ofensas, burlas y tanta perdida de oportunidades
Ella sigue optimista de que allá afuera no debe ser todo calamidades.
Se pregunta si ella es el sueño de alguien..
¿Como sera ser querida por otro ser que no sea su padre?
Se pregunta si el universo le preparo ya un destino precario..
Se pregunta si su ceguera es otro de los males necesarios..
Ansia y angustia durante una tarde de abril cualquiera
Deseos de sentir, una implosion de libertad la desespera
Ignorando lo que le suceda, toma su bastón y se coloca su camisa
Asegura la puerta trasera, se marcha de prisa. 
Todo es diferente lejos de casa
Anulando fronteras a medida que se desplaza 
aquella tristeza su limite alcanza.
Sacudida por un etereo aroma.. Sus nervios entran en coma.
Divino tropiezo, Nicole siente que es solo el comienzo.
A continuación de una voz cautivadora se exclama un -"¡Disculpa! "
"¿Te he lastimado?, venia distraído ha sido mi culpa..."
Desorientada y sin ensayos Nicole acude a censurarlo -¡Ten cuidado!
A partir de tan engañoso encuentro, el joven brevemente se presenta
- "Mi nombre es Lucas; mientras este se le avienta".
- "Mi nombre es Nicole, expresa con voz friolenta".

Poema muy viejo para mi viejo

Eres la fuerza, también la valentía,
eres la autoridad, también la manía
eres rareza, también la osadía,
eres mucho más en esta vida mía.

Me diste un regalo que no pedí tener;
al nacer ya lo tenía, sin poder agradecer,
me diste un amor que no sabía merecer,
fui querida aun sin saber lo que es querer.

En los días de agonía, cuando siento perecer,
eres tú quien ratifica que no tengo que temer,
enseguida me ayudas comentando sin saber
que la vida es un juego donde hay que saber perder.

Cuando piensas que no quiero dejarme ayudar
es cuando más te escucho y me empiezo a preguntar:
¿qué sería de mí si no te pudiera escuchar?
Seguro que mi voz sólo sería un susurrar.

Un día me enseñaste que tuviera identidad,
esa es la lección que jamás podré olvidar,
gracias a ti ahora soy yo en realidad,
no soy ninguna copia tratando de imitar.

Cuando veo que me miras con esos ojos de amor
a menudo me cuestiono si sabrás lo que es rencor,
esa expresión tan feliz y esa mirada de pasión
me hacen sentir que soy yo tu mayor inspiración.

Hoy me analicé preguntándome quien soy
y es por ti que descubrí donde estoy y a donde voy,
ya que me ayudaste a conseguirme una definición
y me sorprendió llegar a esta conclusión.

Soy fuerza y valentía, soy tú en una joven versión,
soy la necedad y la rareza para evitar la perfección;
agradezco que en el cielo no hubo ninguna confusión
de entregarme en la vida a mi mayor admiración.

Si no te digo “te amo” es porque está sobreentendido
pero ahora te diré todo lo que he aprendido,
si no lo dije antes es porque no me había atrevido;
eres mi padre y es lo más bello que he tenido.

viernes, 3 de junio de 2016

No sé ponerle nombre a esta entrada...

Llegaste a mi vida por medio de mi hermana, te vio en una vitrina e inmediatamente te amó. Conmigo el proceso fue lento, tengo que aceptarlo. Antes de ti, tuve otra mascota que amaba tanto y me negaba a quererte a ti. Pero fue inevitable, así que después de varios días, ya estaba completamente enamorada de tu alegría, de tu entusiasmo, de esa naricita catira y esos ojitos que me veían con tanto amor. Eras una bolita de pelo tan tierna y suavecita.

En cierto modo hiciste que una adolescente y una niña que vivían peleando se unieran más. Recuerdo todas las veces que recorrimos las calles de San Isidro, orgullosas de pasear a nuestra linda mascota y las personas que nos pasaban por un lado se reían porque era más la pechera que la perrita. Cuando tenías semanas con nosotros eras tan tremenda que desquiciaba, no recuerdo cuantas cosas rompiste pero recuerdo que con el tiempo te convertiste en la perrita más inteligente que conocía. No olvido esos días de ocio en que se me metía lo Elvira y te lanzaba de la cama y luego la gracia se volvió una morisqueta porque aprendiste a lanzarte y subirte de las camas, muebles, mesas y ya no había quien te bajara de ningún lado, todos los lugares de nuestra casa fueron tuyos.

El tiempo pasó, la niña y la adolescente se convirtieron en mujer y adolescente y tuvieron que tomar su camino fuera de casa y quedaste tú haciéndole compañía a mis padres. Mi mamá tan dulce, siempre te quiso pero ¿mi papá? ¡Ja! Con él la historia es muy peculiar… la verdad él no mostraba un gran apego hacia ti tus primeros años pero luego que mi hermana y yo nos mudamos de la casa, tú te convertiste en la tercera hija de mi papá, eras su consentida, tan consentida que dejó de pasar festividades con nosotros para que no te quedaras sola en casa. Sus navidades, cumpleaños, cumpleaños de hijos y nietos; todos los pasó contigo, feliz, siempre y cuando tú no te quedaras sola en casa y que le lleváramos un pedazo de torta.

Recuerdo unos meses que te llevamos una compañerita, Lanita, una perra que no tenía ni una pizca del glamour que a ti te sobraba, debo decir que ese espíritu juguetón que roza lo desastroso siempre lo tuviste escondido porque después de unas semanas con Lanita volviste a ser la perrita desastrosa que fuiste al inicio y también recuerdo la depresión que tuviste cuando se llevaron a tu compañera y te quedaste sola, y no parabas de chillar.

Cuando eras pequeña no te gustaban los niños, siempre pensé que era por celos pero la verdad es que nunca sabré por qué ladrabas y gruñias cada vez que un niño se te acercaba y finalmente, con la edad, empezaste a tolerar a los niños de manera que mis sobrinos ya podían tocarte y jugar contigo, también te ganaste el corazón de ellos. En mi edificio eras muy conocida, la pequeña chiquita no podía pasar desapercibida nunca. Pese a tu tamaño; tus ladridos, tu ternura y ese amor por tomar el sol, hicieron de ti, una perrita que deja una huella.

Naciste el 24 de mayo del 2004 y falleciste el 2 de junio del 2016… tuvimos 12 años de alegría en nuestra casa, 12 años con alguien fiel que siempre nos esperaba con las paticas para arriba y así poder recibir su respectivo cariño en la panza, 12 años de gritar Chiquitaaaaaa deja de ladraarrrrr, 12 años despertándote de esos sueños que tenías en los que te hacían hipar y chillar dormida, 12 años diciendo CHIQUITA ABAJO, 12 años llamándote cada vez que derramaba algo al piso, 12 años gritando tooooomaaaaa cuando quería engañarte para bañarte. En tus últimos días se te consintió más de la cuenta, se te permitió entrar a sitios que tenías prohibidos, en tus últimos días, el hogar se sintió cargado de nostalgia, preocupación y un profundo amor. Fuiste una guerrera, esperaste hasta que todos tus familiares se despidieran de ti para luego, por fin, dar el último aliento de vida; tan inteligente como siempre. En fin… estas lágrimas que hoy derramo, son una mezcla de tristeza porque no te veré más y de alegría porque estuviste la mitad de mi vida conmigo, eres un miembro de la familia al que siempre recordaré, gracias por traer alegría a nuestro hogar.



Me queda de consuelo, aparte de los 12 años contigo, que tu último año nuevo la pasaste encerrada conmigo acostada en mi cama pegadita a mí para dejar de temblar por los cohetes y no me importó si la gente quería darme el feliz año, no me importó desaparecerme la primera media hora del 2016 para hacerte compañía a ti. Me consta que fuiste una perrita muy feliz y amada, por eso hoy tu partida no es llena de dolor sino de alegría porque tuviste unos dueños que te amaron y porque tuvimos a una mascotica muy especial. Te amo.

martes, 12 de enero de 2016

"Lo que quiero para ti" - por Diana Peralta

Quiero que conozcas a esa mujer que está hecha para ti, una que te ame por lo que eres, que ame tu esencia, que ame todo lo que te caracteriza. No que te ame por lo que tienes o por lo que puedas darle.

Un motivo para enamorarse de ti es porque tú le das vida a la palabra "especial". Naciste auténtico, eres imposible de imitar, tus acciones denotan que eres un ser muy particular. Tiene que amarte porque es maravilloso conocerte en realidad.

Tú, lo que piensas, lo que sientes; no esa persona que muestras a los demás. Que esa mujer encuentre lo que te hace suspirar, que no se espante cuando la lleves al rincón donde guardas tu debilidad, que no huya cuando finalmente alcance llegar al lado que casi nunca sueles mostrar.

¿Por qué digo esto? Amor, porque yo te amé. Por favor, no te preguntes por qué no soy esa mujer, lo fui. Fuiste mi regalo con fecha de caducidad, fuiste ésa experiencia que será imposible de olvidar.
Ahora quiero que seas un regalo para otra mujer, que se embriague desenvolviéndote, que se sorprenda conociéndote y que se encante cuando sepa que no eres nada parecido a los demás.

Este es mi acto de generosidad, dejar que otra tenga el regalo que más amé. Pero por favor amor, elije bien porque no quiero que cualquiera posea eso que tanto atesoré, quiero seguir sintiendo que fui una mujer privilegiada. El privilegio de conocerte se lo tienes que regalar únicamente a una mujer honrada, una que sepa tolerar tus defectos y valorar tus virtudes.

Quiero para ti a una mujer que te envuelva en una nube de felicidad.

Mi regalo para ti es desear que te vuelvas a enamorar.

miércoles, 30 de diciembre de 2015

Vivo para recordar - por Diana Peralta

Soy coleccionista, colecciono momentos. Pienso que si un objeto me puede hacer revivir momentos entonces ¿por qué no?, puedo que coleccionar objetos.
Causalmente poseo un cofre en el que guardo muchos momentos, me atrevo a decir que vale más que la mayor suma de dinero.
Un objeto guardando objetos de los cuales sólo yo conozco el significado y si cualquier persona los revisa puede pensar que son una acumulación de cosas sin ningún valor.

Colecciono momentos porque ¿qué es la vida sin recordar? Sería como un saco de piel y en su interior hay huesos, músculos y órganos; curiosamente, todo eso que me hace estar viva, pero sólo viva anatómicamente, vitalmente, ese término al que se refieren los doctores cuando dicen: estás bien, estás mal, estás en perfecto estado o te queda un mes de vida.

Vida, para mi, es la unión de momentos que se van sumando con el pasar de los años. Ahora que soy adulta y recuerdo momentos de mi infancia y adolescencia, me sumerjo en un vaivén de sentimientos, que ya sean tristes o alegres, me hacen sentir viva.

Porque de eso se trata la vida ¿no?, de recordar. De reír de las locuras que hice, de llorar de la nostalgia de un acontecimiento pasado, de aprender de los errores cometidos, de enorgullecerme de mis logros, de contar los intentos fallidos; no para lamentarme sino para animarme a continuar, de gozarme de los buenos recuerdos, de recordar la pasión de un viejo amor.

De detenerme un instante a pensar que la esencia de lo que soy, que los sentimientos que arrastro, que las risas y los llantos que me definen, no serían posible si no pudiera  recordar.

Por eso, cuando me preguntan ¿por qué colecciono objetos? ¿Qué significado sentimental tienen? Ellos ni siquiera saben la cantidad de respuesta que puedo ofrecerles. Por eso cuando me preguntan ¿para qué vivo? Yo les respondo: yo vivo para recordar.

martes, 29 de diciembre de 2015

"Amor Prohibido" -por Diana Peralta

Me apasiona la lectura. Disfruto leyendo comedias románticas. También me aterrorizan esas historias que suelen ser una mezcla de suspenso, misterio y una que otra muerte. Pocas veces me deleito con el drama, esos libros que te hacen llorar y amar a un personaje de ficción hasta el punto en que deseas exista en realidad. 

La lectura no siempre es buena, hay infinidades de novelas negras que si no tienes una personalidad fuerte, pueden llegar a corromper tu mente. Siempre que termino un libro digo que ése es el mejor que he leído; he tenido suerte, no me he encontrado con malas historias. 

He leído tantos libros que no sé cual es mi favorito. Pero hay algo que no he leído y muero por hacerlo. Me gustaria poder leer tu risa; si; esa que colocas en tu rostro al verme. Disfrutaría leyendo tu mirada; dicen que los ojos son el reflejo del alma. No sabes cuanto me gustaría leer tu alma y ver en ella cuanto me amas. Me alegraría leyendo tu piel, me gustaría saber como reacciona ante mi tacto, si se enfría o se calienta, si se eriza o si no siente nada. Tu corazón, como me gustaría poder leer tu corazón; el verdadero, no ese corazón que suelen dibujar que simboliza sentimientos. El corazón que quiero leer es ese que se acelera cuando mi respiración se acerca a la tuya. Tus labios son una historia completamente diferente, no tienes idea de cuanto me gustaría leerlos, me conformaría con sólo rozarlos con la punta de mis dedos. 

Cariño, ¿te preguntas por qué quiero leer tu cuerpo?. Simple. Porque odio leer tus palabras, esas que me dicen que me aleje por tu bien y el mío. Pero lo sé, lo sé porque tu rostro te delata. Tu cuerpo, tus expresiones no suelen estar de acuerdo con tus decisiones. Sé cuando te veo en la distancia que a ti también te gustaría leerme.