Soy coleccionista, colecciono momentos. Pienso que si un objeto me puede hacer revivir momentos entonces ¿por qué no?, puedo que coleccionar objetos.
Causalmente poseo un cofre en el que guardo muchos momentos, me atrevo a decir que vale más que la mayor suma de dinero.
Un objeto guardando objetos de los cuales sólo yo conozco el significado y si cualquier persona los revisa puede pensar que son una acumulación de cosas sin ningún valor.
Colecciono momentos porque ¿qué es la vida sin recordar? Sería como un saco de piel y en su interior hay huesos, músculos y órganos; curiosamente, todo eso que me hace estar viva, pero sólo viva anatómicamente, vitalmente, ese término al que se refieren los doctores cuando dicen: estás bien, estás mal, estás en perfecto estado o te queda un mes de vida.
Vida, para mi, es la unión de momentos que se van sumando con el pasar de los años. Ahora que soy adulta y recuerdo momentos de mi infancia y adolescencia, me sumerjo en un vaivén de sentimientos, que ya sean tristes o alegres, me hacen sentir viva.
Porque de eso se trata la vida ¿no?, de recordar. De reír de las locuras que hice, de llorar de la nostalgia de un acontecimiento pasado, de aprender de los errores cometidos, de enorgullecerme de mis logros, de contar los intentos fallidos; no para lamentarme sino para animarme a continuar, de gozarme de los buenos recuerdos, de recordar la pasión de un viejo amor.
De detenerme un instante a pensar que la esencia de lo que soy, que los sentimientos que arrastro, que las risas y los llantos que me definen, no serían posible si no pudiera recordar.
Por eso, cuando me preguntan ¿por qué colecciono objetos? ¿Qué significado sentimental tienen? Ellos ni siquiera saben la cantidad de respuesta que puedo ofrecerles. Por eso cuando me preguntan ¿para qué vivo? Yo les respondo: yo vivo para recordar.
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"Amor Prohibido" -por Diana Peralta
Me apasiona la lectura. Disfruto leyendo comedias románticas. También me aterrorizan esas historias que suelen ser una mezcla de suspenso, misterio y una que otra muerte. Pocas veces me deleito con el drama, esos libros que te hacen llorar y amar a un personaje de ficción hasta el punto en que deseas exista en realidad.
La lectura no siempre es buena, hay infinidades de novelas negras que si no tienes una personalidad fuerte, pueden llegar a corromper tu mente. Siempre que termino un libro digo que ése es el mejor que he leído; he tenido suerte, no me he encontrado con malas historias.
He leído tantos libros que no sé cual es mi favorito. Pero hay algo que no he leído y muero por hacerlo. Me gustaria poder leer tu risa; si; esa que colocas en tu rostro al verme. Disfrutaría leyendo tu mirada; dicen que los ojos son el reflejo del alma. No sabes cuanto me gustaría leer tu alma y ver en ella cuanto me amas. Me alegraría leyendo tu piel, me gustaría saber como reacciona ante mi tacto, si se enfría o se calienta, si se eriza o si no siente nada. Tu corazón, como me gustaría poder leer tu corazón; el verdadero, no ese corazón que suelen dibujar que simboliza sentimientos. El corazón que quiero leer es ese que se acelera cuando mi respiración se acerca a la tuya. Tus labios son una historia completamente diferente, no tienes idea de cuanto me gustaría leerlos, me conformaría con sólo rozarlos con la punta de mis dedos.
Cariño, ¿te preguntas por qué quiero leer tu cuerpo?. Simple. Porque odio leer tus palabras, esas que me dicen que me aleje por tu bien y el mío. Pero lo sé, lo sé porque tu rostro te delata. Tu cuerpo, tus expresiones no suelen estar de acuerdo con tus decisiones. Sé cuando te veo en la distancia que a ti también te gustaría leerme.
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